LA VENTANA INDISCRE-TRANS

31 DE MARZO, DÍA VISIBILIDAD TRANS

Estos últimos meses las personas trans han estado en el punto de mira, vigiladas desde una ventana intrusa que no quiere que una ley salga adelante, desde una ventana entrometida en un grupo al que no pertenecen, con unos prismáticos que observan, acechantes, la identidad de personas que lo único que quieren es tener los mismos derechos y libertades que cualquier otra. 

El 31 de marzo, día de la visibilidad trans es un día de lucha y reivindicación, un día para gritar a pleno pulmón que somos un colectivo fuerte, que somos muches y somos diverses: somos binaries, no binaries, discas, migrantes… Orion, Lamoth, Marina y Andy nos cuentan, desde su vivencia como personas trans, cuál es el sentido de ser visibles, su visión de la polémica alrededor de sus derechos y sobre todo, de la importancia de poder SER, a secas: 

Orión 

Está al otro lado de la pantalla y sonrío, porque creo que antes de que se lo diga, elle puede notarlo. «Soy como tú», pienso mientras bebo algo de agua, «estás en un lugar seguro». 

Hay situaciones que pocas personas que no sean trans pueden comprender, siendo quizás nuestres hermanes LGB+ les más cercanes. Se trata de vivir con la continua duda de abrir la puerta, de dejar entrar a les demás y mostrarnos como somos, añadir ese adjetivo trans a nuestra presencia. No siempre es necesario, no siempre es importante. 

Quiero pensar que lo que sucede en redes es un megáfono de varias voces que no tienen tanto poder, pero luego familiares cercanos cuestionan la ley trans y me hierve la sangre. 

Me debato en un continuo «decirlo o no decirlo», «ser o no ser» porque poco daño me puede hacer abrir la boca cuando la pedagogía no me cuesta, y necesito que haya gente que vea que no somos «lo otro», los culpables de una pandemia, de un mercado laboral que lleva sangrando a mi generación desde que tengo uso de razón, de cualquier problema para los que se necesite un chivo expiatorio.

Pienso a diario en lugares como Tefía. Pienso en campos de concentración llamados colonias donde nos decían vagos y maleantes, pienso en aquella mujer trans en sus sesentas que nos paró tras la última mani a la que fui y nos dijo: «Opositad, meteros a funcionarios, ahí nadie podrá echaros, tendréis sueldo de por vida —así es como he sobrevivido: escondida». 

Y es entonces cuando entiendo comentarios como: «No hace falta que ser trans sea un pilar tan necesario de tu identidad».

Realmente ya no lo es. Tengo suerte de que ya no lo sea. Pero si decido no ser, si decido callar mientras los megáfonos siguen gritando y los autobuses circulan por nuestras calles, habrá gente que siga pensando que somos lo desconocido, un terror cósmico que ataca a la moral y la identidad poblacional, y no personas que simplemente hemos mirado en nuestros adentros y hemos dicho: «Esto que brilla tanto lo quiero llevar por fuera».

Y entiendo a los que deciden no ser para sobrevivir, porque están cansades, porque necesitan este trabajo, porque la sociedad nos lo pone todo cuesta arriba. Así que a les que tenemos suerte, a les que no tienen miedo hoy les digo: «Seamos. Porque el monstruo que hacen de nosotros no es ni la mitad de grande y brillante como realmente somos, porque la ignorancia ha sido nuestra condena y tenemos que hacer que miren, que admitan, que vean que somos de carne y hueso y sangramos y amamos y lloramos y gritamos y cantamos y vivimos. 

Somos. 

Y somos con cinco años, con quince, con cuarenta y con noventa y tres. Y somos de todas las culturas y países, somos de todos los idiomas y rincones. Somos. Y les tiene que costar mirar hacia otro lado.»

Lamoth

El libro de Cómo debes ser nos lo saltamos. 

Existimos en una performance constante entre ser quienes esperan que seamos y ser quienes en realidad somos. Nos adaptamos un poco para no ser completamente desechadas, pero lo justo para sentir esa comodidad que existe al pasear por la calle sintiéndote bien, en tu sitio y con tu jersey favorito.

No debemos ninguna explicación a nadie, pero tenemos que darlas para sobrevivir. A una entrevista de trabajo nunca iré siendo yo, iré aparentando lo que se espera de mí. Por según qué barrios o lugares, tampoco pasearé siendo yo; una vez más tendré que ser un híbrido amorfo de lo que la sociedad percibe como correcto y así pasar desapercibido, evitar ser increpada o agredide.

Existimos en una lucha constante que nos permite poder ser nosotras mismas a pesar de todo y gracias a las de antes, y a las de ahora. Existimos en una dicotomía que no solo viven las personas trans, es una dicotomía muy común entre cualquier persona que esté inmersa en este sistema en el que o eres un sujeto útil, o no sirves ni para llenar un nicho.

No es esto mucho más diferente que la vida de ese cis-hetero, ajeno a sus privilegios, que tiene que vestirse con un traje que le abre puertas en una oficina donde podrá cumplir las funciones exactas que se esperaban de él. Luego llegará a casa para seguir la vida que le vendieron como la mejor y que, en un momento de soledad y tranquilidad, de poder huir disimuladamente de algo que nunca quiso pero que siempre relució entre sus círculos, se sentará en un bar a recordar el pasado para olvidar el presente, a inventar una vida para borrar la que existe.

Y entro yo en ese bar. Con mis pantalones de colores y mi jersey de lana, encima de unas plataformas y pintade como una puerta. Me mira, levanta el labio superior como un perro cabreado al que le van a quitar un hueso. Me late el corazón a toda hostia pero yo sigo mi catwalk hasta la barra. No somos tan diferentes. Pero nos tenemos miedo, mucho. Es un miedo distinto el que sentimos, pero miedo al fin y al cabo. 

Él murmura «maricón» por lo bajini.

Y yo pienso «maricón no, guapa, no-binaria».

Desde Apoyo Positivo tenemos claro que, siendo un recurso de innovación social comunitaria basado en la diversidad, lo más cercano a la innovación y evolución en ésta, en nuestras identidades, reside en el espectro trans, que permite a toda persona, a toda la población, entender un poco mejor qué somos y lo que hacemos en este mundo.

Hace años nuestra entidad se sumergió en el trabajo al lado de las personas trans, inicialmente de la mano del VIH, como una de las comunidades más afectadas y vulneradas en esta histórica pandemia y, posteriormente, explorando la diversidad desde su 

Lo hemos hecho a través de diferentes programas, no sólo asistenciales, como los programas psicosociales, sexológicos, de salud sexual especializados o de orientación laboral y ayudas sociales, en casos muy vulnerados, sino que hemos hecho de nuestra comunicación un espacio seguro para las personas trans, para darles voz y generar un cambio en pro de sus derechos y de una convivencia pacífica que frene la violencia diaria a la que las personas trans se ven sometidas, muchas de ellas parte de nuestro equipo profesional y voluntario.

Aquí podéis ver diferentes campañas como DERECHO A SER, THIS IS WHAT DIVERSITY LOOKS LIKE, DESEANDO AMAR, GENERACIÓN D 2020, entre otras, o podéis disfrutar de algunas de las obras audiovisuales que hemos producido y creado desde Apoyo Positivo en colaboración con muches amigues de la comunidad LGTBIQ, como:

DIVERSXS

ELI

SANTA KYRA

TRANSVERSALES, todavía no disponible en abierto.

Algunos capítulos de INDETECTABLES como LA EVIDENCIA, IN THE WALL, O NO SERÁ o PRIVILEGIADA, los dos primeros disponibles en YouTube.

Y más proyectos que vienen en camino 🙂

Nuestra visión como entidad incluye los derechos de las personas trans como principal hoja de ruta y trabajaremos incansablemente para que estos se plasmen en el día a día y, sus VOCES, en FUTURAS Y NECESARIAS LEYES: 

#LeyTRANSYa

Marina  

Las personas trans, seamos binarias o no, nos vemos en la obligación constante de tener que exponernos ante situaciones que en muchas de ellas son desagradables o incluso un ataque a nuestra integridad física, emocional y social. Esto parte de la desconfianza que generan las instituciones, y la sociedad en general al no reconocernos e incluso negar nuestra existencia con argumentos muy primarios y poco fundamentados.

Vivimos en un mundo en el que constantemente debemos reafirmar quiénes somos, dar explicaciones de por qué no encajamos en su esquema mental y muchas veces pelear o resignarnos con las diversas dificultades que vivimos. 

A día de hoy en muchas comunidades de España, la atención sanitaria a personas trans, en especial las que tienen que ver con el seguimiento durante la transición médica. No solo es deficiente, sino que vulnera gravemente los derechos de las personas que acuden al recurso. Son muchas las que deciden abandonar estos espacios al no sentirse cómodas, al ser vulneradas y cuestionadas.

Seguimos encontrando que las administraciones desconocen procedimientos y protocolos ya establecidos en muchas de las comunidades, y muchas de ellas no entienden que no es una cuestión banal o por capricho, sino una forma de poder obtener mayor paz y tranquilidad con nosotras mismas. Sin comentar lo difícil que es a día de hoy poder gestionar algo tan simple como tus datos en el DNI, sin embargo no ocurre lo mismo en la tarjeta sanitaria (por lo menos en Andalucía). 

¿Tan  rebuscado y caprichoso es querer que se nos trate como seres libres e independientes? ¿Tanto molesta que se nos reconozca como lo que somos? Ciudadanos de pleno derecho. 

La Ley Trans no es una novedad, ya en muchas comunidades están aprobadas distintas leyes de no discriminación o de autodeterminación de género. ¿Por qué este debate? 

¿Desde cuándo trabajar y luchar por los derechos humanos se ha convertido en un ataque al feminismo? Te lo explico fácil y sencillo. TRANSFOBIA.

Así de claro y rotundo. Es la transfobia que aún existe en nuestra sociedad la que frena y entorpece estos proyectos de ley, que lo único que pretenden es que todas y cada una de las personas podamos vivir en libertad con nuestra identidad. Identidad en toda su diversidad, por que sí amigues, la identidad forma parte de nuestra salud sexual, y como tal está protegida y bien especificada por los Derechos Sexuales y Reproductivos. Es decir DERECHOS HUMANOS.

Andy

La Ley Trans no debería generar debate acerca de nuestros cuerpos o nuestras identidades, debería generar un debate acerca de cómo mejorar la vida de las personas trans desde el respeto. Los debates que se han generado ante el inminente -esperemos- texto están disfrazados de transfobia, transfobia que se basa en el miedo y odio hacia lo diferente, hacia “lo otro”, con argumentos fácilmente desmontables. Al fin y al cabo es esta transfobia la que impide que esta ley salga adelante de una vez por todas, pero realmente la necesitamos.

Necesitamos que se acabe la patologización de las personas trans, que nuestra autoderminación de género sea un hecho para poder ser quienes queramos ser tanto a nivel social como a nivel jurídico, queremos nuestro nombre y pronombres en escuelas, en médicos, en el censo, en el banco, son demasiados obstáculos, demasiadas  barreras.  Necesitamos que se nos reconozca y que nos dejen ser quienes queramos ser desde niñes hasta viejes.

No podemos seguir dudando a qué baño entrar por miedo, sin poder ir al ginecólogo porque en mi DNI ponga una ‘M’, no podemos estar toda la vida en una lista de espera para una cirugía, ni dos años para cambiar nuestro nombre porque ‘no hay suficientes pruebas suficientes para cambiarlo’, ¿pruebas de qué?. Aunque lo que  realmente no podemos,  es aguantar un solo día más viendo cómo se van compañeras, compañeros, compañeres trans, porque no tenemos una ley que nos ampare y nos proteja, y por ello: #LEYTRANSESTATALYA.

Lamoth

Una vez me encontré con una cita de André Breton en una exposición: Toda idea que triunfa marcha hacia su perdición. Los Derechos Humanos son una necesidad, vivimos en un mundo desigual donde el privilegiado camina pisando las caras de la gente oprimida; y eso, se mire como se mire, no es justo. 

No es una novedad, ni tampoco nos sorprende (al menos a mí no) cuando vemos a partidos políticos y figuras ajenas al movimiento, coger esos derechos, esas necesidades y capitalizarlos. Convertirlos en algo que les beneficia a ellos como figuras públicas, como cargos políticos. Así de frío, coger mis derechos y convertirlos en cuentos de hadas y unos cuantos votos. La ley trans es necesaria y urgente. Pero también es urgente que se tomen en serio los derechos humanos, que no se utilicen como moneda de cambio para ganar.

El borrador que hace unas semanas rondaba por las redes, carece de sentido pues su mayor propósito es ganar votos. Es un borrador de ley que se aplicaría en España, donde la salud pública se cae a trozos, donde la ley de extranjería ajada y desfasada debería ser exorcizada, borrada y reescrita, donde deberíamos aún combatir de forma muy fuerte una LGTBfobia rancia dentro de las aulas, un país donde la dislexia gobierna las tendencias políticas y nada es tan de izquierdas como parece, ni nada es tan por el bien común como nos venden.

Leer ese borrador, hecho a base de personas cis al volante, a toda hostia para ganarse rápido el punto, ajeno al resto de leyes desastre que le rodean; lo único que me genera es frustración. Siento que nos usan para sus propios beneficios mientras seamos trending topic.

Sí, una ley trans es necesaria y urgente, así de urgente como que se dejen de utilizar los Derechos Humanos como moneda de cambio.

Orión

Recordemos lo que pasó con la ley de matrimonio igualitario, se usaban las mismas críticas: «Ya el matrimonio no significará lo mismo», «debería usarse otra palabra, no es lo mismo». En este caso, hablamos de identidad, una ley que solo afecta a una parte de la población, población que se merece los mismos derechos que sus vecines, amigues y familiares. Y no somos los primeros, ya hay otros países con leyes similares a esta, mirad a Holanda, a Argentina. ¿Sabéis toda la gente que se ha beneficiado?

Pero si la identidad de las personas trans pone en cuestionamiento tu identidad, quizás sea el momento de cuestionar por qué eres cis, en lugar de controlar lo que los demás pueden o no hacer. Se nos está usando de chivo expiatorio en un momento de crisis, de incertidumbre, pero creedme: esta sensación de control al vetar o no una ley que solo beneficia a muchas personas no os va a quitar esa ansiedad. Esa sensación de control se os olvidará en varias semanas, cuando quizás el chivo vuelvan a ser las okupaciones o las personas migrantes. Pero todo eso hace el mundo mucho más difícil a gente que ya lo está pasando igual de mal o peor que nosotros.

Mientras, tenemos menores trans en familias que les quieren tal y como son, pero lo pasan mal por todos los trámites que hay que realizar, por acceso a tratamientos que, está comprobado científicamente, mejoran su calidad de vida. Mientras, tenemos una tasa de paro entre personas trans que no baja, que se une a las de paro juvenil entre otras. Mientras, tenemos un recorte en servicios y comunidades autónomas en nuestro país en las que no hay oportunidades para personas trans.

La identidad de hombres y mujeres cis nunca ha estado en cuestionamiento, pero nuestras vidas son un continuo escrutinio, y por miedo, por desconocimiento, se elige el hacer la vida más difícil a muchísimas personas, cuando esta es una ley que no afecta a las personas cis.

Dejad a un lado ese control. Nosotres solo queremos un DNI con nuestro nombre, un trabajo, intentar pagar un alquiler como cualquier hije de vecino, porque es lo que somos, vuestros vecines. Ponednos cara y nombre, porque esta culpa, este control, tiene nombre, rostro y fecha de nacimiento. Tiene hobbies, tiene parejas, tiene amigues. Tiene sueños y miedos como vosotres. Y nosotres también tenemos miedo, pero llevamos tanto tiempo viviendo con él que lo comprendemos mejor.

Recordad el matrimonio igualitario y lo que os ha impactado en vuestra vida, es casi la misma situación. Entonces, ¿por qué decidir por nosotres si tenemos derecho a ser o no ser?

Caminamos en ese cambio social al lado de las personas trans, pero también, desde el inicio y la educación, nuestra entidad ejecuta un programa educativo desde la diversidad en el que construir generaciones empoderadas en sus identidades, formadas en educación afectiva y conocedoras de sus derechos sexuales y reproductivos.

We Love es un programa dirigido a la población joven de toda España, con especial interés en:

  • Jóvenes con VIH/sida y/o Hepatitis C.
  • Jóvenes del colectivo LGTBQI
  • Jóvenes con mayor vulnerabilidad en relación a alguna de sus diversidades (cultural, funcional, etc)
  • ¿POR QUÉ ES NECESARIO ESTE PROGRAMA?

La población joven es un colectivo con especial vulnerabilidad en materia de derechos sexuales y reproductivos, con especial vulnerabilidad en su salud sexual e identidades. Este programa surge como respuesta a las necesidades detectadas:

  •  Promover la educación afectivo-sexual y la salud sexual en menores y jóvenes como garantía de igualdad y respeto.
  •  Sensibilizar a la juventud, a las administraciones responsables y educadores/as de la importancia de los derechos sexuales y reproductivos, su defensa e inclusión.
  •  Mejorar la accesibilidad a los derechos sexuales y reproductivos especializados para jóvenes y a los medios clínicos y recursos que garanticen su gestión de la forma más óptima para la salud, la sexualidad y los derechos de la personas
  •  Trabajar socialmente por derogar o modificar normativas que vulneran estos derechos sexuales y reproductivos como garantía de los derechos de los jóvenes.

Si quieres más información sobre el programa WE LOVE, no dudes en contactarnos.

Madrid

Teléfono: 913 58 14 44

Email: educacion@apoyopositivo.org

Málaga

Teléfono: 670 51 81 30

Email: malaga@apoyopositivo.org

#welovediversidad

#welove