Ayer, 26 de abril de 2018, se cumplieron 10 años desde que en España se comenzó a celebrar el Día de la Visibilidad Lésbica. Pero no es una fecha internacional, ya que existen países donde este día se celebra en otro momento del año.
Un poco de historia
En Brasil se celebra el 29 de agosto, y se conmemora así el primer seminario organizado por mujeres lesbianas. En Argentina, el 7 de marzo, en recuerdo del asesinato de Natalia Gaitán, por lesbofobia. En México, el 13 de octubre, debido al primer encuentro feminista de Latino América y el Caribe. Incluso en España, al no tratarse de una fecha que conmemore ningún hecho concreto, existe la intención de algunos colectivos de cambiar este día a otra fecha con mayor trascendencia para las mujeres lesbianas, y se ha propuesto celebrarlo el 8 de junio, en recuerdo al día en el que, hace ya 116 años, se casaron por la iglesia en nuestro país las primeras y únicas mujeres, Marcela y Elisa. Estas dos mujeres consiguieron casarse haciendo pasar a Elisa por un hombre.
Y también debemos recordar que en otros muchos países aún no se celebra un día por la defensa de la mujer lesbiana.
En estos últimos diez años, han cambiado muchas cosas en cuanto a la visibilidad de las mujeres lesbianas. Han sido años en los que muchas mujeres han hecho visible su sexualidad y se han posicionado en el lugar donde les corresponde, sin ocultarse. Y parte de esta visibilidad ha sido posibles gracias a la televisión. Seguro que recordáis aquella época en la que la única referente visible era Ellen DeGeneres, y en España se rumoreaba con la sexualidad de Anabel Alonso.
Pero en los últimos diez años, hemos podido ver los maravillosos discursos de Jodie Foster o Ellen Page, además de disfrutar en España con parejas como Nagore Robles y Sandra Barneda. Fructífera ha sido también la visibilidad en plataformas como YouTube, con Dulceida y Alba Paul, entre otras.
Igual que los muchos progresos en el cine, donde las mujeres lesbianas han pasado pasado de estar representadas como vampiresas sanguinarias o locas asesinas, en el caso de películas como El ansia (1983, Tony Scott) o Criaturas celestiales (1994, Peter Jackson), a historias cotidianas de mujeres lesbianas, sin dramas, como La llamada (2017, Javier Calvo y Javier Ambrosi), y hasta dirigidas por mujeres como Un amor de verano (2015, Catherini Corsini).
Sin embargo, a pesar de todo lo anterior y aunque se ha avanzando en materia de visibilidad, sigue siendo necesaria una reivindicación de la mujer lesbiana, porque aún sufren una doble discriminación, y triple en el caso de ser mujer trans: la de ser mujeres y querer a otras mujeres. Siguen soportando la discriminación en el entorno familia, donde a sus parejas se les suele llamar amigas. Sufren discriminación en el mundo sanitario, en el a su salud sexual no le presta la misma atención y se invisibilizan sus prácticas sexuales, ya que parece que se mantiene la idea falocentrista de que si no hay pene no hay sexo.
En el capítulo Yo también, de la primera temporada de nuestra serie INDETECTABLES, dirigido por Sonia Sebastián hablamos sobre este tema:
Además, las mujeres lesbianas continúan siendo víctimas de agresiones en las calles, sobre todo por parte de hombres que con sus comentarios como ¿necesitáis ayuda? u os falta un hombre, demuestran la idea machista de que una relación entre dos mujeres no puede ser completa.
Tanto en la atención del chemsex, como en otros factores de salud sexual y emocional, la clave no es sólo encontrar espacios amigables donde uno intenta ser uno mismo, ya que esos espacios pueden fomentar la dificultad de aceptación y auto-reconocimiento. El punto trascendental es que esos espacios sean seguros y se construyan desde valores y estructuras que eviten los estigmas y rechazos, y eso requiere un trabajo con nosotros, con nuestra auto-estima, con sentir que está bien nuestra identidad u orientación diversa y la del resto, con naturalizar y manejar de forma responsable determinadas cosas dentro de unos parámetros, para que no acaben siendo perjudiciales para nuestra salud y la de otros.
Por todo esto, por lo pasado, por lo que vivimos en el presente y por el futuro de las mujeres lesbianas, es necesario celebrar, un año más, el 26 de abril. Porque hay que seguir fomentando la visibilidad de las mujeres lesbianas en la sociedad y en el espacio público. Debemos luchar porque dejen de ser invisibles en sus casas o en sus trabajos. Luchar para poder, como dijo Chavela que se hizo visible a los 81 años, dejar en herencia nuestra libertad a todas aquellas mujeres que amarán a otras mujeres; la libertad de todas las tortilleras, bolleras, tortas o lesbianas de querer a quien les dé la gana.