Lenguaje Inclusivo (Parte 3)

Este mes celebramos el Octubre Trans. Hablar de trans nos lleva a pensar, en ocasiones, en personas a las que al nacer se les asigna un género, aunque su identidad sentida es la contraria. Pero no podemos olvidar todas las realidades que hay bajo ese “paraguas trans”, personas no binarias, que pueden ser género fluido, personas agénero, y un largo etc.

En estos casos, no sólo son personas que se ubican fuera de la normatividad cis, sino también de la norma de lo binario (hombres o mujeres), con las consecuentes discriminaciones y, por tanto, violencias que pueden sufrir en un contexto social como el nuestro. Violencias que son tránsfobas, en general, y que en el caso de las realidades no binarias se llaman enebefóbicas porque se les obliga a identificarse en uno de los dos géneros binarios. No respetar sus identidades o invisibilizarlas a través del lenguaje  es una de ellas.

En anteriores post (https://apoyopositivo.org/blog/inclusivogenero/), ya mencionamos la necesidad de comenzar a utilizar un lenguaje inclusivo respecto al género que, en nuestro idioma, tiende a usar el masculino genérico. En este post, queremos incidir en el uso de un lenguaje inclusivo que, además, sea un lenguaje neutro. Es decir, un lenguaje que no tenga ninguna marca de género. Esto nos permite dirigirnos a las personas de las cuáles desconocemos su identidad y el pronombre con el que prefieren que sean nombrades evitando ejercer esas violencias que antes mencionamos.

Seguimos insistiendo en que, tanto el lenguaje como el concepto de género son constructos sociales, por lo tanto, se pueden modificar aunque nos cueste. Hay mucha literatura científica que nos habla de culturas donde se reconocen más de dos géneros, saliendo de esa estructura cis-binaria. Y también conocemos idiomas que utilizan más frecuentemente el neutro. Si no pensad en un idioma tan habitual y extendido como el inglés, que tiene muchos nombres y adjetivos neutros (aunque, sin embargo, sí hay género en los pronombres). Como ya os comentábamos en el anterior post, la tendencia cada vez más habitual es a utilizar en este caso, como neutro they/them/their/theirs/themselves y Mx. en lugar de Mr. Estos cambios se hacen y no sólo en el uso del activismo, también se hacen oficialmente. Un ejemplo es el de 2015 cuando en el diccionario oficial de la lengua sueca se introdujo el pronombre neutro hen, como alternativa a los tradicionales han (él) y hon (ella).

Todo este tema del lenguaje inclusivo y neutro ha generado polémica ante la cuál la Real Academia de la Lengua Española ha dejado clara su postura, por considerar que, por ejemplo, el desdoblamiento al hablar (decir todos y todas) es innecesario y poco recomendable por economía lingüística. Claro, entendemos que es innecesario para aquellas personas que por su género sí se sienten identificades cuando se habla con el genérico masculino…, pero el resto de la población, ¿también lo considerará innecesario? Claramente, no, cuando, sobre todo en el activismo, tanto desde el colectivo LGTBIQ+ como desde el feminismo es de uso común este desdoblamiento y no nos cansamos al hablar, no necesitamos hacer economía lingüística.

En octubre de 2020, se incluyó en el observatorio de palabras de la RAE el término elle. Este observatorio es una plataforma en la que se recogen nuevos términos y expresiones usados por los hablantes, pero que todavía no aparecen en el diccionario. Sin embargo, sonaba algo esperanzador porque, por lo menos, se reconocía que era un término ya utilizado y con una definición, lo que podría ser una antesala de la posterior aceptación. Según lo incluyó la RAE, «elle» es un «pronombre de uso no generalizado creado para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno de los dos géneros tradicionalmente existentes«.

Seguramente se nos ocurrirían críticas a la propia definición como el poco acertado concepto tradicionalmente existentes, pero no merece la pena que nos metamos en este asunto, ya que, curiosamente, la RAE volvió a retirar el término a finales del mismo mes para evitar confusiones.

Lo curioso de todo esto es cómo la población general, también ha terminado adoptando, de alguna manera, estos argumentos que provienen de un estamento oficial. Es decir, aquello de si lo dice la RAE va a misa; cuando terminamos incluyendo de manera habitual en nuestro vocabulario miles de nuevos «palabros» relacionados por ejemplo con las redes sociales (LOL, WTF, livin, crush, fuegote, stalkear, influencer,  #paratodo…), o los videojuegos (gamer, banear, bug, flamear, hackear…), o los deportes (donqueo, driblar, gancho, jab, joguear, runner)… Sin embargo, las sugerencias sobre lenguaje inclusivo son las que más debate generan. Con argumentos tan poco debatibles como ¿por qué tengo yo que cambiar mi vocabulario?  Ahora bien, si no nos cuesta trabajo aprender todo un vocabulario nuevo, ¿por qué nos cuesta tanto añadir algunas palabras o pronombres que hacen que todes se sientan incluídes? La respuesta en estos casos suele ser sencilla, son personas que nunca han sentido que sus identidades sean invisibilizadas, nunca han sentido que no son sujetos de pleno derecho en nuestra sociedad y, por tanto, no entienden que otras personas sí y tengan esa necesidad de reivindicar y cambiar algunas cosas que como siempre han sido así… Si es así en tu caso quizá puedas plantearte tu porqué. Por nuestra parte ¡aquí seguiremos! No dudes en consultarnos si quieres ampliar info.