El programa de Pares o Educadores de Iguales de nuestra entidad tiene como objetivo aumentar la calidad de vida de las personas que viven con VIH, Hepatitis u otras ITS, para mejorar las conductas de salud, el autocuidado, la adherencia al tratamiento y la reducción de comportamientos de riesgo mediante la atención personalizada, llevada a cabo por un educador de iguales a través de una educación sexual y afectiva saludable.
El educador de iguales o par es una persona que también vive con alguna de estas realidades y está formado para la intervención y el asesoramiento, además de estar al día con los nuevos tratamientos y avances científicos.
Para poder entender la función que realiza un educador de iguales, o mediador de salud, primero hay que comprender lo que es vivir con el VIH. Y lo primero es cómo afrontar el diagnóstico, porque cada persona responde de una manera al recibirlo: algunos lo esconden, otros lo expresan a gritos o en silencio, una respuesta lógica, o aceptar el proceso poco a poco, cada uno de los detalles y matices característicos del estigma particular. Porque estigma es lo que muchas personas sienten al recibir el diagnóstico, un término aunque a casi nadie nos cuadre, existe. Ser tolerante y respetuoso con los demás es siempre una parte de un discurso buenista que defienden todas las culturas, religiones o colectivos, sin embargo, dentro de nuestra mente hay, siempre hay, pequeños prejuicios, pensamientos que frente a un diagnostico parecen empezar a vibrar dentro, por más que sepamos, por más que creamos comprender, tolerar y sentir, ¿en algún momento se tolera o supera ese estigma? Es difícil poder responder a esa pregunta, pero no por ello es malo, se trata de supervivencia, necesidad, amor propio y una forma de intentar ser felices en un mundo que no siempre lo permite.
¿Cómo puede intervenir una persona con VIH, diagnosticada desde hace tiempo con otra persona recién diagnosticada de VIH? ¿Cuál es el primer miedo al que se puede enfrentar un educador de iguales o igual? Quizás, el primer miedo es el enfrentarse a una realidad con la que vives, y convives, miedo a no ser capaz de ver y comprender que el dolor que crees enterrado se despierte donde no queremos mirar. ¿Qué puede pasar cuando compruebas que no rechina nada? Si, es probable que no rechine nada dentro de uno mismo, lo comprendes y sus miedos ya no son los propios, sino ajenos, algo lejanos, aunque no del todo desconocidos, lo que es fácil de gestionar.
Pero el viaje no termina ahí, eso solo son los primeros pasos
Para poder responder a todo lo anterior, hablamos con uno de nuestros educadores de iguales y le planteamos varias preguntas:
– ¿Cómo fue la primera vez que hablaste del VIH?
Estaba súper nervioso la primera vez que planee una intervención, no sabía si iba a poder enfrentarme a ese asesoramiento, sentí mucho miedo, porque nunca me había visto en una situación parecida.
– ¿Qué ves como como positivo y como negativo de este programa?
Algo negativo es que la vivencia es totalmente subjetiva, cada persona tiene una vivencia del todo diferente a la de la otra persona, lo que nos puede llevar a atribuir pensamientos y emociones que no le corresponden a esa persona.
Como positivo, notas que la persona se siente acompañada en esa vivencia, haciendo que el VIH pierda fuerza y pierda poder sobre nuestras vidas.
Por todo esto, creemos que nuestro programa de Pares o Educadores de Iguales puede acabar con los estigmas y realizar un trabajo personal para aprender a vivir con el VIH.
Si quieres más información sobre este programa puedes llamarnos al 913581444 o escribirnos a psicosocial@apoyopositivo.org