El pasado 20 de marzo, asistimos a las XIII Jornadas En Clave de derechos, organizadas por Creación Positiva, en Barcelona.
La primera ponente, Noelia Igareda González, Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona, en su exposición sobre el marco jurídico conceptual para la garantía de los derechos, indicaba que la base de la Declaración de Derechos Humanos (DD. HH.) nace de una situación de poder y desigualdad, ya que estos derechos se crearon para el hombre blanco y propietario, y desde entonces han cambiado muy poco.
Otro problema que nos hizo ver, es que esta declaración nunca se lee como lo que legalmente significa. Pongamos un ejemplo: el Derecho a la Libertad no se refiere a hacer lo que queramos, a ser libres, sino a poder votar con libertad a la persona que queremos que gobierne en nuestro nombre.
Además, hasta 1995 (Pekín) NO se incorpora de forma específica a las mujeres en la Declaración de Derechos Humanos, con un consenso internacional entre comillas, ya que muchos países no estaban de acuerdo. Y de hecho, se incorpora la reproducción en clave de derechos más como un control de la natalidad que como desde el activismo feminista entendemos los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos (DD. SS. y DD. RR.).
En España no existe ninguna ley que vele por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. Se habla más de salud pública que de DD. SS. y DD. RR., por tanto, se usan y se actúa como vías de persuasión y no de actuación. Es necesario que se creen esas leyes vinculantes con estos derechos y no tanto (o no sólo) como sanción o castigo a quién los vulnere sino como GARANTE de vivir nuestras vidas libres de violencias.
En la segunda ponencia, Abordando el VIH en el marco de los derechos. Derechos Sexuales, Montserrat Pineda Lorenzo, Coordinadora Derechos e Incidencia política en Creación Positiva, explicaba cómo el sistema que habitamos es desigual de base y, por tanto, la violencia hacia las mujeres es algo estructural: por el simple hecho de ser mujeres ya estamos expuestas a sufrir alguna violencia.
¿Qué es pues, lo que nos protege? ¿Qué es lo que nos pone en riesgo?
Nos anima a preguntarnos Montserrat Pineda. No es tanto la capacidad de negociar, por ejemplo, el uso de preservativo en una relación sexual, sino el CONTEXTO del cual partimos, de nuestro lugar en este mundo.
¿Cómo hacemos entonces para luchar por nuestros derechos desde una situación de igualdad real?
La única respuesta posible, comentaba Montserrat, es abolir el patriarcado. En caso contrario, seguiremos siendo violadas incluso dentro de nuestros propios hogares, seguiremos infectándonos de VIH, seguirá la brecha salarial, seguiremos (incluso siendo mujeres superempoderadas) estando en relaciones de abuso, de violencia machista, etc.
Pero abolir el patriarcado sería el fin último, la meta final, y para llegar a ella debemos empezar por:
- Trabajar desde la sexualidad en edades tempranas, educación sexual de calidad.
- Politizar nuestro discurso.
- Cambiar el lenguaje del día a día.
- Ir más allá de la raíz: “No son ELLAS, somos NOSOTRAS”.
- No permitir que hablen por nosotras.
En la mesa de Promoción de la salud sexual desde un enfoque de derechos, en la que participaron Mª Luisa García Berrocal, de Creación Positiva; David Paricio Salas, de SidaStudi; y Alberto Pérez-Martín Rodríguez, Técnico superior externo del Área de Promoción de la salud del MSSSI; se trataron dos puntos muy importantes: ESTIGMA y DISCRIMINACIÓN. Porque el VIH es algo que se ve como algo de los demás. Es necesario buscar espacios sin desigualdad donde no haya desequilibrio de poder y las personas no se expongan a una transmisión y desde donde también las personas con VIH no sean estigmatizadas.
Y aunque la realización de la prueba y el tratamiento como estrategias preventivas son muy buenas herramienta, si están desprovistas del enfoque de Derechos pasan a ser de control en lugar de prevención.
Yolanda Yáñez Nascimiento, de SARE; Mª Rosa Almirall Oliver, de Trànsit; y Mercè Meroño Salvador, deFundació Àmbit Prevenció; que participaron en la mesa Vulnerabilidades y resistencias, trataron temas como las vivencias de las mujeres en prisión, transexualidad y sobre las personas usuarias de drogas.
En todas estas intervenciones queda patente cómo esa desigualdad de base afecta a todas las mujeres, pero cómo la interseccionalidad, y los privilegios que sustentan el sistema, ataca a unas más que a otras, como las mujeres transexuales, las pobres, las usuarias de drogas o las que viven en prisión.