«Poner fin a la epidemia de VIH/sida es posible si las grandes ciudades del mundo actúan de manera inmediata y decisiva para acelerar su respuesta al VIH/sida para el 2020» (Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA).
Era el 1 de Diciembre de 2014, (París), día mundial de lucha contra el VIH/sida en que alcaldes de todo el mundo se reunían para firmar una declaración para poner fin a la epidemia de VIH/sida en sus ciudades. En dicha declaración, denominada Declaración de París, los alcaldes se comprometían a adoptar una serie de compromisos para acelerar la respuesta al VIH/sida en las ciudades con el objetivo de poner fin a la epidemia. Entre tales compromisos se encuentra alcanzar los objetivos 90-90-90 de ONUSIDA, que consisten en que el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de quienes conocen su estado serológico positivo sigan un tratamiento y suprimir la carga viral del 90% de las personas en tratamiento, para que se mantengan sanas y se reduzca el riesgo de transmisión del VIH, lo que conocemos hoy como indetectable = intransmisible.
La Declaración de París de 2014 incluye el compromiso de centrarse en las comunidades más afectadas por el VIH, movilizar recursos para lograr una mejor integración de salud pública y desarrollo, construir y acelerar las estrategias urbanas en materia de VIH y usar la respuesta al VIH como catalizador para una transformación social positiva.
En julio de 2020 se celebrará en San Francisco la 23ª conferencia del Sida (AIDS 2020). Es un buen momento para hacer balance y seguir planteando estrategias para alcanzar las metas propuestas en París .
En esta ocasión, San Francisco (AIDS 2020), sigue el camino de la declaración de París y hace un llamamiento a la resiliencia y la acción.
Ese carácter resiliente de la comunidad VIH y transformación social positiva, ya fue demostrada hace casi 30 años, en la sexta conferencia internacional sobre SIDA en San Francisco (AIDS 1990). En aquellos años 90, el peligro y la incertidumbre de la epidemia llevaron al surgimiento de un gran frente comprometido y solidario que cambiarían la forma de hacer frente a la epidemia del vih/sida en todo el mundo, ésto, obligó a ver la realidad de lo que estaba sucediendo a las personas que eran ignoradas y morían por causas relacionadas con el SIDA, lo que presionó a los líderes para que tomaran medidas.
Las siguientes tres décadas desde ese momento, la resiliencia de la comunidad del VIH continuó siendo puesta a prueba una y otra vez. Enfrentadas a una nueva amenaza para la salud, las comunidades de todo el mundo crearon organizaciones que cuidaban a los enfermos, trabajaban para prevenir nuevas infecciones de VIH y abogaban por una mayor acción para combatir la enfermedad. Ante un desafío científico y humanitario aparentemente sin esperanza, científicos y activistas se unieron para acelerar el desarrollo de un tratamiento innovador y herramientas de prevención biomédica.
Hoy en día, la resiliencia que nos ha llevado hasta aquí está siendo puesta a prueba, esta vez, de maneras nuevas y diferentes, ya que el panorama de la salud mundial ya no es lo que era. Ahora, debemos unirnos y hacer causa común con otros problemas de salud a la vez que nos aferramos a los atributos clave que han hecho que la respuesta al VIH sea tan única y tan exitosa. Debemos asegurarnos de que impulsamos enfoques integrados de prevención y atención que funcionarán para todas las personas que viven con o están en riesgo de contraer el VIH. Nuestra capacidad para navegar en la siguiente fase de la respuesta al VIH, con las adaptaciones necesarias en el entorno actual, es clave para ayudar a que la nueva generación de líderes ponga rumbo hacia un futuro exitoso.
A medida que se acerca la 23ª Conferencia Internacional sobre el SIDA (AIDS 2020), debemos unirnos para hacer frente a los desafíos de un clima de deterioro de los derechos humanos, las leyes nacionales represivas y punitivas en muchos países de todo el mundo, el aumentando la xenofobia y la exclusión social, y la creciente brecha entre aquellos con y sin acceso a servicios de salud. Debemos usar este momento para resaltar nuestros éxitos y abordar las brechas en el tratamiento, prevención y el paradigma de cuidado para demostrar la fuerza de nuestra resiliencia.