España. Año 2017. ¿Cómo es el panorama de la educación sexual? Parece claro que hay una necesidad de educación sexual entre la infancia y la población joven.
En julio del año pasado, los cuatro grupos representados en la Asamblea de Madrid aprobaron de manera unánime la Ley de protección integral contra la discriminación por diversidad sexual y de género. Esto supone el primer paso para la inclusión de la educación sexual en las aulas ya que, esta ley obliga a los centros educativos públicos y concertados a educar a sus alumnos sobre diversidad sexual. Y, hablar de diversidad sexual, implica, necesariamente, hablar de educación sexual.
Actualmente, aún se está negociando con los distintos partidos el borrador de una ley de ámbito estatal, paso fundamental para que este tipo de medidas no queden en manos de la voluntad en las distintas comunidades
Estos cambios legislativos tienen sentido si siguen las recomendaciones de organismos como la Oficina Regional de la OMS para Europa (Estándares de Educación Sexual para Europa1), o los datos sobre la salud sexual (bajas tasas de embarazos en adolescentes, por ejemplo) entre la población joven de aquellos países como Suecia, donde la educación sexual está instaurada en las aulas desde mediados del siglo pasado.
Un informe de ONUSIDA2 del año 1997 ya nos hablaba, a través de una serie de investigaciones, del impacto que tiene la educación sexual, y llegaba a las siguientes conclusiones:
- La educación sexual no promueve el incremento de la actividad sexual.
- Los programas desarrollados y evaluados de forma correcta consiguen prevenir las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no planificados.
- Es mejor empezar a trabajar la prevención antes de que las personas jóvenes inicien sus relaciones eróticas.
- Tienen más efecto los programas de amplio alcance, comunitarios, y desarrollados durante todos los ciclos educativos.
- La juventud es heterogénea y diversa.
Sin embargo, y aquí es cuando aterrizamos en la cruda realidad, las entidades que trabajamos para fomentar la educación sexual en nuestra sociedad, sabemos lo difícil que resulta.
Centros educativos que ponen barreras. Entidades que promocionan campañas tránsfobas que atentan contra la libertad e integridad de algunas personas, o que lanzan folletos donde se habla de la educación sexual como un adoctrinamiento de los cuales ya hemos hablado en algún post anterior.
Estas resistencias generalmente vienen cargadas de una serie de argumentos que vamos a ir desmontando a lo largo de esta reflexión.
Algunos jóvenes aún no han despertado su sexualidad
La sexualidad es un aspecto inherente al ser humano. Todas las personas desde que nacen son seres sexuados y tienen la potencialidad de desarrollar su sexualidad de una u otra forma. La educación sexual tiene, entre otros, un claro objetivo que es el de fomentar la vivencia de relaciones afectivas y eróticas satisfactorias, que ayuden a desarrollar de manera positiva la personalidad y la autoestima.
La sexualidad, por tanto, no “se despierta”. ¿Cuál es el miedo en realidad? ¿Qué las personas adolescentes comiencen a mantener prácticas coitales? Eso va a pasar. Esté la educación sexual presente o no. Es evidente. También las personas adultas fuimos jóvenes y, en algún momento, iniciamos nuestras relaciones con otras personas. Una buena educación sexual da la posibilidad de tener conocimiento acerca de la sexualidad, no sólo en términos de riesgo si no también desde el enriquecimiento personal, desarrollando una actitud positiva y responsable.
La educación sexual de nuestros hijos debe ser cosa de la familia
Efectivamente, no sólo es que deba ser, es que es cosa de las familias. No lo podemos evitar. Queramos o no, estamos educando. Recordamos algo que hemos comentado en varias publicaciones en este mismo blog. El silencio también educa. Nuestras actitudes, nuestros comentarios, nuestra manera de relacionarnos, son modelos que estamos transmitiendo.
Sin embargo, no sólo debe ser cosa del entorno más cercano de los menores. No controlamos, es imposible, toda la información que reciben. Sería de género tonto ignorar el bombardeo informativo que recibimos por parte de fuentes informales. En ocasiones, sin los conocimientos necesarios, con poco información técnica y científica y sin los filtros necesarios para saber que es veraz. Y esto, señores y señoras, TAMBIÉN es educación sexual.
Por eso, es tan importante completar esta educación con una educación formal de la mano de profesionales en el campo. Estos dos tipos de educaciones pueden y deben complementarse. Las personas, para su completo desarrollo y el desarrollo de su propia identidad, precisan por un lado, hablar de sexualidad en su entorno cotidiano, desde los afectos y desde el conocimiento de la propia individualidad y características de la persona. Pero, también es necesario tener la oportunidad de trabajar las propias habilidades y actitudes a partir de conocimientos específicos, científicos y veraces.
La educación sexual es adoctrinamiento: impide la libertad ideológica y de expresión
Le pese a quien le pese, la educación sexual desarrollada por profesionales con formación está basada en conocimiento científico, no es ideología.
Lo que sí es ideología y, desde el punto de vista humano, cruel, por la discriminación e invisibilización que supone para algunas personas, es el hecho de utilizar parte de la información que nos da la ciencia para transmitir determinados mensajes a la sociedad.
Afirmar que los hombres lo son por el hecho de tener pene y las mujeres por tener vulva, y argumentar que es un hecho biológico, supone ignorar todo un complejo proceso de sexuación que nos convierte en las personas que somos y con la identidad que tenemos. Está más que estudiado y demostrado que el género tiene un componente cultural importante y que éste se establece en función de una genitalidad concreta, construyéndose así, las identidades e idearios sobre cómo tenemos que ser. La ciencia avanza, lo que permite corregir los errores del pasado. Determinados discursos que obvian estos avances, hace que demos pasos atrás.
Queremos aprovechar para recordar y celebrar que hoy, 31 de marzo, es el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Las personas trans existen. Escuchemos sus voces, es la mejor manera de entender realidades y vivencias distintas, en ocasiones a las nuestras, y de hacernos más humanos.
Tanto la educación como la información basadas en hechos científicos y verídicos son derechos sexuales y reproductivos propios de cualquier persona. Negárselas a cualquier joven hoy en día es una irresponsabilidad y una clara vulneración de esos derechos.
Una educación sexual integral proporciona a las personas una formación alejada de prejuicios y científicamente correcta sobre todos los aspectos de la sexualidad, y ayuda a desarrollar las habilidades necesarias para actuar en función de esta información. Contribuye al desarrollo del respeto hacia la persona y hacia demás, permitiendo la construcción de sociedades más equitativas.
- Desde Apoyo Positivo, a través del área de educación, apostamos por una educación sexual de calidad, que contemple las vivencias, emociones, identidades, orientaciones…, de todas las personas. Fomentando, de esta manera, el respeto por las diversidades y valorando el enriquecimiento que supone vivir en una sociedad plural.