Mi vida. Mi elección

La homofobia y transfobia provocan efectos en la conciencia de sus afectados

El Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia (IDAHOT) se celebra el 17 de Mayo, a raíz de la eliminación de la homosexualidad como enfermedad en las listas de laOrganización Mundial de la Salud ese mismo día en el año 1993. El Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia debe servir para visibilizar los mecanismos vigentes de la transfobia y homofobia, y promover recursos frente a ellos.

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Fundamento de la homofobia y transfobia: el machismo.

Homofobia es cualquier actitud que conciba la orientación homosexual como anormal o peor que la heterosexualidad. Se pueden tener amigos homosexuales y ser homófobo, en tanto en cuanto la homofobia no necesita la hostilidad o el odio, sino colocar la homosexualidad a un nivel inferior que la heterosexualidad. Se habla de homofobia internalizada cuando la persona homosexual siente rechazo hacia su propio deseo.

La transfobia es la actitud hostil o de mofa hacia personas transexuales; no reconocer a una persona transexual la identidad de género con la que se siente identificada es transfobia.

La homofobia y transfobia no son más que manifestaciones del sexismo. El sexismo implica la naturalización de las diferencias sociales entre el hombre  y la mujer. Si eres mujer, debes identificarte con lo femenino. Si eres hombre debes comportarte según valores masculinos y sentir atracción por mujeres femeninas. Nuestra sociedad es sexista porque en función de los órganos genitales se nos clasifica como hombres o como mujeres, como si estas categorías definieran de manera integral a una persona. El problema es que los pares de opuestos hombre/mujer y masculino/femenino son factores de discriminación, porque la relación es entre lo superior y lo inferior: los estereotipos asociados a lo masculino son socialmente mejor valorados que los femeninos, y ser hombre incluye un paquete de privilegios por el mero hecho de serlo.

Los hombres tienen que hacerse hombres

Para pertenecer al grupo de los privilegiados hay que demostrar que no se es inferior, o sea, que no se es como una mujer o como un homosexual. Por su parte, las mujeres no pueden usurpar el rol distintivo de la masculinidad. Y es que la masculinidad tradicional es un concepto frágil que necesita afirmarse en el desprecio hacia el otro: el “mariquita” y la mujer.

Las mujeres y hombres que no asumen o no encajan con la jerarquía de roles son traidores porque ponen en cuestión el concepto de masculinidad, a raíz de lo cual pueda ser posible una redistribución de privilegios. La homofobia es entonces una especie de “vigilancia de género” para asegurar que las mujeres y hombres no se apartan de las reglas.

La homofobia es una problemática comparable al antisemitismo y a laxenofobia. El objetivo perseguido es siempre la deshumanización del otro, ocultando las prácticas discriminatorias e incidiendo en la idea de una “deficiencia estructural” en los dominados (taras mentales o físicas). La discriminación pasa por “lo natural”, de tal manera que el grupo de poder mantiene su estatus a costa de la vejación o privación de derechos humanos del grupo dominado.

Aquellos que se manifestaron en contra de los matrimonios interraciales no hace más de 50 años tienen el mismo perfil que los transfóbos y homófobos, usando unos y otros los mismos argumentos (referencias a prácticas “contra natura” y a no perturbar la vida de los ciudadanos “normales”).

La homofobia y transfobia provocan efectos en la conciencia de sus afectados.

Si yo soy homosexual la homofobia me hace saber que soy distinto, que no soy normal. Si alguien me tacha de “bollera” o de “marica” no trata de darme una información sobre mí mismo; el que insulta me demuestra que tiene un poder sobre mí, el poder de estampar en mi conciencia una herida, la de saber que soy uno de esos malditos de los que incluso mis amigos se burla. Esa herida tiene múltiples manifestaciones en mi vida social, sexual, emocional y afectiva, dado lo difícil de empoderarse ante la agresión continuada- recordemos que no es necesario ser insultado directamente para recibir la bofetada de la transfobia y homofobia, basta con saber que en cualquier momento el escenario heteronormativo predispone hacia la burla, discriminación o injuria-.

La homofobia y transfobia conllevan para sus propios afectados:

  • dificultad para desarrollar vínculos sexuales y emocionales adaptados a sus verdaderas necesidades
  • problemas de autoestima
  • abuso de alcohol y de sustancias
  • falta de autocuidados ante su salud sexual con consecuencias como el VIH
  • aceptación de maltrato, a veces por parte de personas conocidas
  • escasez de redes sociales
  • sobreesfuerzos por encajar en una relación heterosexual o en los modelos oficiales de feminidad y masculinidad
  • maniobras para rechazar su propia sexualidad o identidad de género
  • seis veces más probabilidad de suicidio durante la adolescencia
  • tres veces más probabilidades de contraer una depresión que una persona heterosexual
  • ansiedad ante el estereotipo extendido del homosexual/transexual incapaz de una vida afectiva plena y que termina sus días en una soledad insoportable;  burlas, palizas, violaciones, asesinatos…

La transfobia y homofobia cercenan la vida o el bienestar de millones de personas.

Sólo 16 países en todo el mundo permiten a los homosexuales y transexuales casarse. La transexualidad está actualmente catalogada por la OMS como una enfermedad (disforia de género), y en países como el nuestro las personas transexuales se ven obligadas a seguir una discutible evaluación psiquiátrica si quieren optar al proceso de cambio de sexo. Amnistía Internacional denuncia cada año que más de 70 países persiguen aún a los homosexuales, siendo 7 los que los condenan a muerte. El observatorio de mujeres trans asesinadas, cuyo campo de investigación abarca EEUU, América Latina, Europa, Turquía y Australia, registró en 2013, 238 asesinatos a mujeres transexuales. 

¿Qué pasa en España?

El activismo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) ha conseguido mediante un ejercicio continuo de visibilización, acciones y demandas la reducción de  la homofobia y transfobia en amplios sectores de la población española. A nivel legislativo  tenemos la ley de Matrimonio Igualitario desde 2005, la Ley de Identidad de Género (2007), y leyes integrales de transexualidad en algunas comunidades autónomas (Andalucía, Navarra, Catalunya y País Vasco).

El informe del 2013 titulado «The Global Divide on Homosexuality» (División global sobre la homosexualidad), señala que un 88% de los españoles cree que la homosexualidad debe ser aceptada por la sociedad, lo que convierte a España en el país con mayor aceptación de homosexualidad.

En España dos de cada tres católicos acepta el Matrimonio Igualitario(estudio internacional de Univisión, 2013).

El 12% de la población española considera la homosexualidad como algo que está mal (CIS, 2012), lo que es un dato positivo si consideramos que en 1994  la población española partidaria de castigar la homosexualidad alcanzaba el 63% (CIS, Estudio 2113, 1994).

El 6% de la población española considera la homosexualidad como algo moralmente inaceptable (Pew Research, 2014).

Sin embargo las agresiones a  bisexuales, homosexuales y transexuales siguen estando presentes. En 2013 la Secretaria de Estado de Seguridad registró 452 delitos de odio por homofobia. La Asociación Nacional para la Defensa del Trabajador (ANDET) asegura que el número de casos LGTB atendidos por su organización creció un 65% en 2013. Muchos homosexuales siguen ocultando su orientación sexual, algunos incluso bajo una coartada de pareja heterosexual.  Los homosexuales o bisexuales que no encajan con los modelos de identidad de género tradicional son objeto de burla, incluso dentro de la comunidad LGTBI (“!camionera!”, “!plumífera!”). La presentación de personajes homosexuales en cine y televisión se hace siempre y cuando no sea visible el ejercicio de su sexualidad.

El  Estudio “homofobia en las aulas” (2013) de COGAM, con un total de 37 centros educativos y 5.272 alumnas y alumnos encuestados, señala que el  80% del alumnado oculta su orientación sexual en clase por miedo al rechazo y sólo el 15,5% del alumnado considera que recibiría el apoyo del resto de la clase en el caso de enunciar su orientación homosexual o bisexual.

El Informe sobre delitos de lgtbfobia (2013) nos informa que el 93% de los agresores son personas conocidas por la víctima.

Según el estudio de Cogam “Jóvenes LGTB” (2009) el 21,2% de los jóvenes ha sufrido violencia psicológica dentro de su núcleo familiar, y vejaciones e insultos en el espacio público el 58,7%; golpes el 7%. Solo el 45 % ha contado o cuenta con el apoyo de su  madre; el 32% el de su padre.

El Estudio 2013 sobre Discriminación por orientación sexual e identidad de género en España enuncia que:

–       El 45% de la población participante se ha sentido discriminada en un establecimiento o espacio público.  El 65,8% no adoptó ninguna medida por miedo a revelar su orientación sexual.

–       El 31% ha sufrido discriminación en su trabajo (el 72% bromas, el 20% le han imposibilitado ascenso, 24% acoso, 47,50% trato discriminatorio). El 67% se quejó ante la empresa o sindicato, pero sólo dio un resultado positivo al 15%.

–       El 76% ha sufrido discriminación en su centro de estudios;  ejercida por sus compañeros/as (92,8%). El 26,9% menciona también como agresor al profesorado.

–       Más del 55% de las personas transexuales tratadas en centros de salud pública consideran que el trato no ha sido correcto.

 

¿Qué hacer?

Eliminar la transfobia y homofobia debe ser requisito fundamental para poder desarrollar una sociedad igualitaria.

Aquellas sociedades que presentan menos rasgos de homofobia y transfobia son también aquellas en las cuales todas las mujeres adolecen menos de discriminación, y los hombres de cualquier orientación sexual no tienen que soportar las exigencias del rol tradicional de la masculinidad, que les impide llevar en muchos casos una vida afectiva espontánea y libre. La lucha contra la homofobia y transfobia nos beneficia a todos, y debe estar en la agenda de las asociaciones y de los partidos políticos.

Estamos defendiendo los derechos humanos.

En Apoyo Positivo seguiremos luchando por los derechos sexuales y reproductivos, ejecutando acciones de visibilidad que replanteen la discriminación por orientación sexual y género, tanto en espacios públicos a través de acciones colectivas como en contextos académicos mediante talleres y dinámicas, presionando para que se aprueben reformas a nivel legislativo, ofreciendo apoyo psicosocial a víctimas de la transfobia y la homofobia.

En nuestra entidad seguiremos trabajando junto a un buen número de asociaciones relacionadas con la diversidad y género para que:

1. el Gobierno de España apruebe la Ley de Igualdad de Trato que no se aprobó en 2012
2. la Comunidad de Madrid acepte la ley contra la discriminación en población LGTB, rechazada en 2013, y la ley integral de transexualidad, votada en contra en Mayo de 2014
3. Contemplamos necesario, también, que la transexualidad no sea considerada una enfermedad por organismos internacionales de medicina y psiquiatría, lo que conllevaría una revisión de los protocolos de atención a personas transexuales
4. Y exigimos todas las medidas necesarias para el cumplimiento de nuestros derechos sexuales, como derechos humanos, a través de este manifiesto:

  • Creo en una sociedad igualitaria en la que cualquier persona pueda vivir y expresar su sexualidad libremente
  • Que legitime mis decisiones sobre sexualidad
  • Una sociedad sin desigualdad de género que proteja mi intimidad sexual y celebre la diversidad
  • Creo en el placer de disfrutar de mi sexualidad y en la expresión libre de ésta como forma de comunicación y relación social
  • Quiero vivir en una sociedad que me permita elegir la persona y el modo de asociación legal y sexual que yo decida, y que me dote de la libertad y recursos necesarios para decidir libre y responsablemente sobre mi cuerpo.
  • Creo en una sociedad basada en información científica para su desarrollo sexual saludable y el de sus futuras generaciones.
  • Exijo la inclusión de la educación sexual en el currículo escolar, como materia imprescindible para el desarrollo personal.
  • Demando una sociedad donde se facilite y promueva el cuidado de la salud sexual, para evitar graves consecuencias como: infecciones de transmisión sexual, VIH, embarazos no deseados, violaciones, violencia de género,…
  • Es mi vida. Es mi elección.

 

Hay motivos para seguir esforzándonos. También los hay para celebrar.

Por todo esto lo ideal sería que aprovechemos este 17 de Mayo para manifestar  nuestro apoyo a la lucha contra la homofobia y transfobia. Por una sociedad más libre y justa para todos.

Un texto de Guillermo López y Apoyo Positivo.