La sexualidad es una necesidad básica de todo ser humano. Aunque es posible negar o reprimir nuestra sexualidad, no es posible anularla: todas las personas somos seres sexuales, independientemente de si tenemos o no actividad sexual. El sexo es fantasía, el sexo es masturbación, el sexo es también desarrollo de nuestra identidad y de cómo nos percibimos, el sexo es vinculación. Toda sexualidad es la expresión de un encuentro, a veces con otra u otras personas, pero siempre con nosotros mismos. La sexualidad influye en nuestra autorrealización, reconocimiento, afiliación, seguridad, fisiología. Por esto desde el 2003 la Alianza Europea para la Salud Sexual (ESHA) promueve la celebración del día 14 de febrero como “Día europeo de la salud sexual”.
¿Qué entendemos por salud sexual?
Tal y como recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS. 2006), la “Salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social con relación a la sexualidad; no es la mera ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La salud sexual necesita un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como, la posibilidad de obtener experiencias placenteras y seguras, libre de coacción, discriminación y violencia. La salud sexual debe defender, proteger, mantener y respetar los derechos sexuales de todas las personas” (Organización Mundial de la Salud. 2006).
Cuando pensamos en países donde impera la vulneración de derechos sexuales y reproductivos nos viene a la mente los llamados países en vías de desarrollo, especialmente los que pertenecen al continente africano. Pero España dista aún de conseguir una atención adecuada a la salud sexual y a día de hoy se vulneran los derechos sexuales y reproductivos.
Veamos cuáles derechos se vulneran y de qué manera.
1. Derecho a la educación y la información en sexualidad, para poder ejercerla o no y poder vivirla en forma segura, sin riesgo de infecciones de transmisión sexual y bajo los principios de equidad.
Esto requiere contar con información adecuada y suficiente sobre el propio cuerpo, el género, la sexualidad y la reproducción, para poder tomar las decisiones más adecuadas al proyecto vital. El currículum escolar no incluye la educación afectivosexual. Muchos institutos cierran sus puertas a las asociaciones que gustan de ofrecer talleres de salud sexual. Y es que resulta muy difícil convencer a los responsables de los centros educativos para que, a lo largo de todo el año, dediquen dos horas para hablar de afectividad y de sexualidad.
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, tras superar el bloqueo del jefe de estudio de turno, hay que conseguir muchas veces el permiso escrito de todos los progenitores. Todas las personas tienen derecho a recibir educación e información básicas para el desarrollo de sus vidas, independientemente de la ideología del director de su centro académico o del núcleo familiar.
2. Derecho a la educación sexual continuada y diversa, la sexualidad recorre la vida de todo ser humano, desde que nace hasta que muere. Y de maneras muy distintas. El proceso continuo de la sexualidad debe estar apoyado por los agentes sociosanitarios para todas las personas, pero en muchas ocasiones la sexualidad de las personas mayores, o de aquéllas que rompen con lo heteronormativo, o de aquéllas con diversidad funcional, queda desatendida, cuando no ridiculizada, negada, vejada.
3. El derecho a explorar la propia sexualidad sin miedo, vergüenza, falsas creencias y culpas, nuestra cultura provoca que muchas personas no se atrevan a establecer vínculos adecuados con los demás y consigo mismas, dado los diferentes grados de castigo aplicados según cuál sea la distancia con el rol exigido.
Nuestra cultura es homófoba, machista y serófoba. Un adolescente homosexual o bisexual va a crecer sin referentes en los medios de comunicación, grupo de iguales, en su familia. Esto lleva a una autoestima baja y a veces a la vergüenza. La homofobia se instala en la subjetividad de muchas personas, heterosexuales, bisexuales, homosexuales.
La homofobia internalizada es un obstáculo para muchas personas que tienen relaciones sexuales con las de su mismo sexo: se asume la ideología del grupo dominante, y dado el sentimiento de pertenecer a una población mal percibida se llega a un comportamiento autodestructivo. Lo mismo ocurre con personas que tienen relaciones con ambos sexos.
Si no te consideras una persona socialmente válida, es fácil que dejes de cuidarte. Y que dejes de cuidar a las parejas sexuales de tu mismo grupo porque no les atribuyes un valor positivo. La homofobia y bifobia interiorizadas pueden llevar al abuso de drogas, a llevar “dobles vidas” que hacen más difícil la realización personal, a trastornos psicológicos, intentos de suicidios, y a la falta de autocuidados a nivel sexual. Aquellas mujeres que tienen una sexualidad o expresión de género distintas a lo que el sexismo nos ha inculcado son castigadas con la desacreditación (injurias, burlas, infravaloración).
Debemos prestar atención a las desigualdades de género, actualmente cada vez más reproducidos por las generaciones más jóvenes. No olvidemos que desde el 2012 España ha caído 14 puestos (del 12 al 26) en el índice sobre igualdad de Género, según el Fondo Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés).
Las personas con VIH viven entre el rechazo y el miedo: rechazo cuando dicen que tienen el VIH, muchas veces bajo presión; miedo ante la idea de que algo o alguien revele lo que ellas perciben como un secreto inconfesable. Según el estudio Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH» (Mª J. Fuster, F. Molero. SEISIDA, 2010) sólo un 6% de la población española tendría una relación sexual con una persona con el VIH, y el 29% intentaría evitar el contacto con estas personas en la vida cotidiana. Nuestra cultura urde estrategias además para generar la idea que las personas con VIH transmiten toxicidad- independientemente de las prácticas que con ellos se realicen-, desconfianza, asco, pena. La preocupación de las personas con VIH no debería ser plantearse cuándo volverán a ser rechazadas.
4. El derecho a decidir el deseo y momento de tener hijo, 2014 fue un año de movilización contra la reforma de la ley de salud sexual y reproductiva, que pretendía imponer una legislación sobre al aborto, aún más restrictiva que la de 1985. La reforma parece suspendida tras las protestas bien organizadas por movimientos feministas, si bien el gobierno sigue anunciando que la realizará en cuanto pueda. En este tiempo que vivimos aún legislan sobre la sexualidad de la mujer un puñado de hombres con corbata, por encima de la salud y calidad de vida de la mujer, que debiera ser dueña de su proyecto de vida.
No podemos olvidarnos de la exclusión de las personas homosexuales a las técnicas de reproducción asistida. Para el gobierno no todos tienen el mismo derecho para la reproducción.
5. Derecho a la vida, a no morir por causas evitables relacionadas con el embarazo o parto. El real decreto 16/2012 ha expulsado a una parte de la ciudadanía del sistema sanitario pública. Si bien esa segregación de ciudadanas y ciudadanos permite atender partos, el desconocimiento sobre los límites de la reforma y/o el miedo a la actitud de las autoridades con respecto a las personas sin documentación reglada han traído el efecto de que muchas mujeres inmigrantes no acudan a un sistema sanitario competente en el momento del parto o durante el embarazo, poniendo en riesgo la salud.
6. El derecho a una vida libre de violencia, que rechaza las agresiones físicas, sicológicas y sexuales. Cada año más de 125.000 denuncias por violencia de género. 51 mujeres asesinadas durante el 2014 por violencia de género. En una década (2003-2013) 700 mujeres asesinadas. Menos de la cuarta parte de mujeres decide contarlo. Una violación en España cada 7 horas. La Red Española contra la Trata de Personas estima que en España hay entre 40.000 y 50.000 mujeres explotadas sexualmente.
Debemos exigir urgentemente una efectiva protección legal contra la violencia sexual y de género, y con información sobre las instancias y los mecanismos para enfrentar este problema entre todos y todas. La Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior ha anunciado que el delito de odio más frecuente en 2013 fue el delito por homofobia, con 453 denuncias, si bien ya sabemos que la mayoría de las agresiones no acaban siendo denunciadas.
El estudio “homofobia en las aulas” (2013) de COGAM nos informa que el 80% oculta su orientación sexual en clase por miedo al rechazo. Según otro estudio, también de COGAM, “Jóvenes LGTB” (2009), el 21,2% de los jóvenes encuestados ha sufrido violencia psicológica dentro de la familia; vejaciones e insultos en el espacio público el 58,7% de los jóvenes consultados; golpes el 7%.
7. Derecho a recibir atención en que se respete la confidencialidad y la intimidad en la atención de salud sexualpara poder confiar los sentimientos y acciones de la vida privada a quién se estime conveniente, ya sea médico/a, matrona u otro personal de salud. En Apoyo Positivo consideramos que el sistema sanitario público tal y como está organizado actualmente no permite que las personas podamos percibir confianza y cercanía a la hora de abordar nuestra sexualidad con los profesionales sanitarios.
8. Derecho a la libre expresión de género, a las personas transexuales se les exige que pasen por un procedimiento médico humillante (evaluaciones psiquiátricas y psicológicas, hormonación) para obtener un reconocimiento legal de su identidad de género. Negar a una persona su identidad de género conlleva que unas personas tengan muy desiguales posibilidades de desarrollo social, laboral, afectivo, relacional que el resto.
9. El derecho a la atención y protección de la salud y el derecho a los beneficios del progreso científico, España fue uno de los países más importante en investigación contra el VIH. Debido a los recortes de la administración pública estos proyectos siguen luchando por encontrar una financiación adecuada de la que nos podríamos beneficiar todas y todos.
En la Comunidad de Madrid nos encontramos con más de mil diagnósticos de VIH cada año, y con que los diagnósticos de gonorrea y de sífilis se han triplicado en los últimos seis años. Se nos dice que “la gente está bajando la guardia” pero lo cierto es que detrás de cada momento en el cual una persona mantiene una práctica de riesgo desprotegida para las ITS está el fracaso social de una administración pública que descuida la salud sexual y deja desprotegidas a ciudadanas y ciudadanos.
Por todo ello, la salud sexual es un indicador básico del nivel de oportunidades, de desarrollo y de equidad de una sociedad.
En Apoyo Positivo trabajamos para que las personas desarrollen una vida sexual honesta, placentera, libre y protegida, fuera de relaciones manipuladoras y abusivas, rechazando estereotipos legitimadores de violencia.
Porque sin salud sexual no habrá igualdad, Apoyo Positivo se une a la celebración del Día Europeo de la Salud Sexual (14 de febrero).Apoyo Positivo celebrará sin máscaras, al desnudo, el carnaval por ser la fiesta de la diversidad y la celebración de nuestra salud sexual.
Este viernes 13 de febrero el Servicio de Prevención y diagnóstico precoz del VIH en centros de salud de la Comunidad de Madrid, organizado por Apoyo Positivo, estará repartiendo información y material preventivo (preservativos, folletos y tarjetas) en la Plaza de Callao en Madrid, ofreciendo además la prueba rápida del VIH y sífilis en horario de mañana y tarde (12h a 14:30h y 15h a 17:45h).
Y de regalo, para todos los que se hagan la prueba, un kit con pluma erótica y 12 condones Touch & Feel.
Si no puedes acudir, recuerda que ofrecemos otros días la prueba rápida de VIH y prueba de Hepatitis B y C en la sede de Apoyo Positivo y también pruebas rápidas de VIH y de sífilis en centros de salud de la Comunidad de Madrid, junto a mediadores especializados en ofrecer el mejor asesoramiento en salud sexual.
¡Feliz carnaval!
¡Feliz Día de la Salud Sexual!
¡Celébrate!