Las trabajadoras transexuales del sexo: una realidad desconocida

La mayoría de las veces, cuando hablamos de mujeres transexuales, realizamos una asociación directa con el trabajo sexual hasta el punto que nos resulta difícil pensar en la transexualidad femenina sin pensar en la prostitución.

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La palabra transexualidad se utiliza con frecuencia para describir a aquellas personas que quieren cambiar, o que han cambiado ya, sus caracteres sexuales primarios (genitales externos), o características sexuales secundarias (vello, grasa corporal, musculatura, etc.) para feminizar o masculinizarse.

Para otras personas, sin embargo, el término no tiene por qué implicar que exista ningún tipo de intervención médica (hormonal o cirugía) ya que lo que define a la persona es el hecho de que se sienta hombre o mujer, con independencia de que se haya tratado (o piense hacerlo) o no.

En APOYO POSITIVO defendemos que la identidad sexual de las personas no debe definirse en función de características físicas externas. En el caso concreto de las mujeres trabajadoras transexuales del sexo, esto resulta evidente, ya que son muchos los clientes que a la hora de contratar sus servicios profesionales piden, por ejemplo ser penetrados.

Aunque parezca una obviedad, hemos de recalcar que la transexualidad femenina (la transexualidad en general) no implica en ningún caso el ejercicio de la prostitución. A pesar de esto, la realidad nos muestra que son muchas las mujeres transexuales que se ganan la vida a través del trabajo sexual. Esto es reflejo de las enormes dificultades que suele encontrar este colectivo a la hora de obtener ingresos por medio de otras actividades económicas distintas al trabajo sexual. En muchos casos, y como resultado de la enorme estigmatización social que sufren, no suelen tener otras salidas laborales.

Las Trabajadoras Transexuales del Sexo (TTS) sufren un doble estigma. Son estigmatizadas y discriminadas por ser mujeres transexuales por un lado (transfobia), y por ejercer la prostitución, por otro (putofobia). Existen de hecho estudios que indican que se trata de uno de los colectivos minoritarios más fuertemente estigmatizados.

Si tuviéramos que caracterizar a estas mujeres, tendríamos que decir que como tal no existe una única forma de ser transexual, por lo que más que hablar de transexualidad sería conveniente hablar de transexualidades. En definitiva, y como venimos diciendo desde hace tiempo en APOYO POSITIVO, tendríamos que hablar también de diversidad en personas transexuales.

En España muchas de las TTS provienen de países de américa del sur (un 91,2 % según el estudio publicado por Fundación Triángulo en 2011). Existe un alto porcentaje de TTS de origen latinoamericano que viene a ejercer a España huyendo de sus países de origen por motivos de identidad sexual, debido al clima de mayor tolerancia que existe, en teoría, en nuestro país respecto a la orientación e identidad sexual.
Pero a pesar de que en España exista una legislación que contemple la discriminación por este tipo de motivos, la realidad es que las TTS siguen sufriendo unos enormes índices de violencia y estigmatización (el doble estigma del que hablamos antes).


Enorme tasas de prevalencia de infección por VIH

Desde APOYO POSITIVO queremos destacar también las enormes tasas de prevalencia de infección por VIH que se suelen dar en este colectivo. En un metaanálisis realizado en 15 países, se detectó una prevalencia del 19,1% en mujeres transexuales (STEFAN D. BARAL et al Lancet 2013). En otro, realizado en el 2008, se obtuvieron tasas de hasta un 27,3%.

En España podemos decir, sin lugar a dudas, que las mujeres transexuales, con independencia de que ejerzan la prostitución o no, son especialmente vulnerables a la infección por VIH, a pesar de que existen mayores tasas de prevalencia en las que sí ejercen. El estudio realizado por la Fundación FIPSE (2000-2010), encontró una prevalencia del 20,1% en mujeres transexuales no trabajadoras del sexo, frente a un 27,4% que sí que ejercían.

APOYO POSITIVO, como entidad que trabaja en la prevención del VIH, ve urgente y necesario un trabajo específico con este colectivo que aborde este tipo de problemáticas. Más allá de campañas concretas de prevención y el trabajo directo con las mujeres transexuales, vemos imprescindible el trabajo conjunto con todos los sectores de la sociedad, de forma que se avance en el conocimiento y visibilización de este tipo de realidades, y se realicen acciones para paliar la transfobia.

Una vez más, contamos con todos vosotros para conseguirlo, porque amamos la diversidad, ¡DI NO A LA TRANSFOBIA!