Irán: un país donde los homosexuales no existen

Hace unas semanas publicamos un post sobre la situación de la mujer en Irán. Si ésta no es buena, la situación del colectivo LGTB es realmente alarmante y muy complicada, tanto desde el punto de vista legal como práctico, en un país en que los homosexuales no existen.

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Para el gobierno de Irán, la homosexualidad es antinatural, cambiable, anormal e inmoral.

Durante su intervención en una sesión del Consejo de Derechos Humanos, el portavoz del gobierno iraní señaló sin pestañear que la homosexualidad es una enfermedad mental, un estado espiritual pecaminoso y una adicción, un comportamiento adquirido durante o después de la pubertad, y que abre las puertas a todo tipo de comportamientos inmorales en las

familias y en la sociedad, por lo que la sociedad no puede facilitar un ambiente favorable para la propagación de este tipo de lepra y tiene que hacer todo lo posible para frenarla y controlarla recurriendo a medidas punitivas.

De manera adicional, se considera que esta perversión sexual se puede corregir a través de una terapia reparadora o similar. Con este panorama, ¿cómo es la vida cotidiana de este colectivo?

Situación del colectivo LGTB

Las personas homosexuales en Irán son víctimas: la sodomía es un crimen y la modificación del Código Penal iraní sobre la materia, efectuada en 2012, establece fuertes penas con las que pueden ser castigados ambos participantes en la relación. Estas van desde el castigo a recibir sesenta latigazos (en el caso de dos hombres que se besan de forma apasionada) hasta la muerte (en el caso del sexo anal con penetración).

En cuanto a la realidad del colectivo de lesbianas su situación no es mejor. En la mayoría de los caso, las mujeres son forzadas al matrimonio por la sociedad o por su propia familia. Además de recibir latigazos, el castigo por lesbianismo puede llegar hasta la pena de muerte si la mujer es detenida en cuatro oportunidades. Este colectivo no tiene ninguna garantía jurídica de cara al gobierno iraní. Cada vez que son detenidas corren el riesgo de ser violadas, golpeadas o incluso torturadas hasta la muerte.

Y el colectivo transexual tampoco es inmune a la tortura y a la persecución.

Los transexuales corren el riesgo permanente de ser golpeados o arrestados por las fuerzas policiales conocidas como el cuerpo Basiji. Este órgano policial no necesita identificarse y actúa con total impunidad. A pesar de que Irán autoriza de forma legal el cambio de sexo, y que, de hecho, es junto a Tailandia el país que más operaciones de cambio de sexo lleva a cabo, esta operación se realiza no sin dificultades. Los médicos encargados no tienen en cuenta los factores psicológicos y emocionales de cada individuo, las operaciones se realizan de forma incompleta y, en la mayoría de los casos, con un gran número de errores médicos. En la mayoría de los casos los transexuales deben permanecer en vigilancia post operatoria y contraen enfermedades por la mala praxis médica.

Por si todo ello fuera poco, el gobierno iraní ha defendido además las peligrosasterapias

reparadoras de la homosexualidad. Es más, según activistas de defensa de los derechos LGTB, algunos homosexuales se ven obligados a someterse a operaciones de reasignación de sexo. De hecho, la reasignación de sexo no es opcional, y se produce inmediatamente después del diagnóstico. Aquellos que se niegan a cambiar su género se enfrentan a persecución por ser considerados homosexuales.

Y si esto es lo que marca la ley, a efectos prácticos la realidad es aún más preocupante porque la ley se aplica de forma rigurosa. El número de ejecuciones que se producen cada año es alarmante.

De acuerdo a la Fundación Boroumand ha habido 107 ejecuciones relacionadas con delitos de homosexualidad entre 1979 y 1999.

En 2005, dos adolescentes iraníes de 16 y 18 años respectivamente, fueron sentenciados a muerte acusados de haber violado a un niño de 13 años, entre otros delitos. Sin embargo, organizaciones de derechos de los homosexuales y de derechos humanos protestaron por la sentencia, bien aduciendo que el motivo real de la condena había sido una relación homosexual consentida, o que en todo caso el estado iraní contravenía su compromiso internacional de no ejecutar a personas menores de 18 años en el momento de cometer algún crimen.

El 6 de diciembre de 2007, fue ejecutado Makwan Mouloudzadeh, quien había confesado haber mantenido una relación homosexual anal a los 13 años. El tribunal lo halló culpable de haber violado a tres adolescentes cuando tenía 13 años, imputación puesta en entredicho por diversas organizaciones internacionales. Todos los testigos que habían declarado contra él se retractaron. A pesar de las protestas fuera de Irán y de la anulación de su condena a muerte por parte del presidente del poder judicial iraní, fue ahorcado sin que su familia ni su abogado fueran avisados hasta después de cumplida la sentencia.

En 2009, se desarrollaron campañas de divulgación en Internet en torno a la condena a muerte del adolescente Nemat Safavi, revocada por el Tribunal Supremo iraní.

En septiembre de 2011 se produjo la ejecución de tres hombres acusados de mantener relaciones, en 2012 el ahorcamiento en abril de un joven por cometer actos despreciables, y en octubre de 2013, la detención de al menos 17 personas, acusadas de formar parte de una red de homosexuales y satanistas.

Y, este mismo año, el 6 de agosto, dos hombres homosexuales han sido ahorcados en la ciudad iraní de Shiraz, acusados de sodomía consentida yvillanos inmorales.

Conclusiones

Dada la difícil situación actual que vive el país, el camino del exilio, el refugio en terceros países o una vida clandestina constituyen su horizonte vital más próximo. Ante esta situación, lo incomprensible es la postura tibia que está tomando la sociedad occidental. Por encima del petróleo que estos países poseen, el mundo occidental y sobre todo Europa deben ser los adalides y defensores de los derechos humanos y exigir una aplicación universal de los mismos.