Pedro dijo que el activismo del VIH le había enseñado a luchar por la vida sin miedo. De él, yo aprendí muchas cosas, pero creo que de todas ellas me quedo con que cualquier activismo debe enfocarse desde la diversidad, desde la pluralidad que nos enriquece y fortalece para hacer frente a las injusticias.
Hoy, con permiso de mis compañeros, voy a personalizar este blog que no solemos firmar, porque hoy, más que nunca, voy a escribir con el teclado emocional, porque no podría de otra manera.
Cuando el pasado martes recibí la noticia de tu partida, sentí como si se hubiera ido uno de mis mejores amigos, sin ser así, porque los amigos para mí son algo muy especial, que se cultivan a lo largo del tiempo y, lamentablemente, no llegué a conocerte de una manera tan profunda. Simplemente, creo que éramos buenos, muy buenos, conocidos. Por eso me impactó tanto la noticia, el dolor que sentí y que siento todavía. Creo que muchos sintieron lo mismo y esto dice mucho sobre lo magnífico que eras como persona.
Mi activismo en el VIH me ha dado muchas satisfacciones, y una de ellas ha sido la de poder conocerte, siempre accesible, cercano, imprescindible en tantos y tantos actos que compartimos. A lo largo de este último año y medio, debido a tu enfermedad, te echamos de menos en algunos de esos momentos en los que siempre estabas; a partir de ahora, en días emblemáticos como el 1 de diciembre, extrañaré tu sonrisa, tus abrazos…
Gracias, Pedro, por los grandes logros que conseguiste para nuestro colectivo, pero también por muchas más cosas: por dignificar la política a mis ojos de politicoescéptico, por ser presidente de COGAM en la etapa en la que se creó el grupo de autoapoyo para personas con VIH, por ser un ejemplo de cómo seguir luchando, con una sonrisa, frente a las adversidades…, en definitiva, gracias porque, si hay personas que marcan la diferencia y sin las que la historia no hubiera sido la misma, tú has sido una de ellas.
Ahora toca echarte de menos, saber que ya no nos encontraremos físicamente, aunque siempre te llevaré dónde sea que están los mejores sentimientos, y que cada vez que brille el arcoíris en Madrid, tú estarás al otro lado, mirándonos, apoyándonos y dándonos fuerzas.
Mi mejor homenaje será seguir luchando por los derechos de las personas que vivimos con VIH desde la diversidad, apoyando las múltiples transversalidades que nos unen.
Hasta siempre, compañero.
Besitos
Miky