¿Cómo es la vejez para las personas LGTB?

Para el año 2050 se prevé que habrá unos 2000 millones de personas mayores en todo el planeta; el 22% de los habitantes del planeta tendrán para esa fecha más de 65 años. Se calcula que de esos 2000 millones de personas, aproximadamente 200 millones serán gays o lesbianas.

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En nuestro país y a pesar de la variabilidad que supone quién realice la estimación, se calcula que en torno al año 2011 había unas setecientas mil personas gays y lesbianas.

Las personas LGTB mayores sufren en multitud de ocasiones un conjunto de intersecciones discriminatorias tanto por el hecho de ser ancianos, como por el hecho de pertenecer al colectivo LGTB. Sufren, al igual que muchas personas mayores heterosexuales, una discriminación económica que limita sus posibilidades de bienestar, así como una discriminación social y cultural por el simple hecho de ser ancianos (hoy en día el ser mayor y no productivo no está bien visto); además de todo esto, siguen teniendo que enfrentarse a la discriminación por orientación sexual.

La marginación que pueden sufrir los hombres gays en la vejez pude llegar a ser extrema, a diferencia de lo que les sucede por ejemplo a las lesbianas (estas, aunque tienen sus propios problemas, defieren de los de los hombre gays); en al caso de las personas transexuales, sufren condiciones más discriminatorias aún si cabe.

En España, existe una generación entera que, habiendo vivido la mitad de su vida como gays y lesbianas, está llegando ahora a la edad de jubilación.

A pesar de todas estas circunstancias descritas, hemos de destacar que por parte de las diferentes asociaciones que trabajan con población LGTB no se han ocupado, por lo menos de forma mayoritaria, de sus mayores, probablemente debido a factores como las pocas personas que se identificaban (hasta la fecha) como LGTB, la excesiva importancia que se da en ocasiones a la belleza física y a la juventud (en la que muchos ancianos LGTB no encajan), los prejuicios en contra de la vejez así como la idea más que extendida (y profundamente errónea) de que las personas mayores no tienen relaciones eróticas, y menos aún si son gays o lesbianas.

Existen por tanto una serie de estereotipos respecto a las personas LGTB ancianas:

  • La idea generalizada (fundada o no) de que el destino de estas personas es el aislamiento y la soledad.
  • El hecho de pensar que las personas mayores están más armarizadas que las personas jóvenes.

Frente a esto, existe una realidad que poco a poco va emergiendo, ya que no son pocas las personas LGTB que viven con compañeros de vida en su vejez, mantienen relaciones afectivas y eróticas y tienen redes de amistad; tampoco son pocas las personas que llegadas a una determinada edad salen del armario.

Desde Apoyo Positivo y en el afán de dar visibilidad a estas y otras realidades que reflejen la enorme diversidad y riqueza del mundo que nos rodea, vemos importante seguir contribuyendo, en la medida de nuestras limitadas posibilidades, a dar voz a estas personas y a prestarles la atención que durante demasiados años no se les dio ni prestó; en este sentido y en próximas publicaciones, intentaremos seguir profundizando sobre la realidad de las personas mayores LGTB.

Es posible que muchas personas no vean necesario hablar ni visibilizar este tipo de realidades, bajo la creencia de que en España no se discrimina a las personas mayores LGTB; a modo de ejemplo, nos gustaría rescatar las palabras pronunciadas en riguroso directo por un periodista y contertulio televisivo en el que calificaba al escritor Antonio Gala como marica vieja.

Creemos que sobran más palabras.